miércoles, 5 de julio de 2017

SINDROME DEL EMPERADOR EN NIÑOS


Los cambios a nivel sociocultural y laboral de las últimas décadas han ido labrando el terreno para el surgimiento de algunas conductas disfuncionales en los niños. Uno de los conjuntos y actitudes que más preocupan ahora a los padres de familia es el hijo que se cree amo y señor de la familia, sometiendo a todos sus miembros a sus exigencias y caprichos; clínicamente se llama  síndrome del emperador y básicamente, es un trastorno de la  conducta infantil. Una de sus características más notables en los niños y adolescentes que lo padecen es su incapacidad de tolerar la frustración, rebeldía, impulsividad y fragilidad.  Otras de las características que suelen presentar estos niños es la insensibilidad emocional, poca responsabilidad ante el castigo, dificultades para desarrollar sentimientos de culpa y ausencia de apego hacia sus padres o cuidadores. En general o lo que se pensaría en primera instancia es en culpar a los padres o los encargados de la crianza de los niños por ser demasiado permisivos y protectores con sus hijos; sin embargo se ha visto que el ambiente influye mucho en el desarrollo de este síndrome debido a que vivimos en una sociedad consumista, individualista, donde prima el éxito fácil y rápido por encima de todo. Además últimos estudios han revelado que puede existir una predisposición genética de carácter que explicaría el porqué dentro de una misma familia un niño puede desarrollarlo y el otro no. Para entender un poco mas de que se trata este síndrome debemos adentrarnos en la mente del niño emperador; estos niños establecen pautas conductuales e interpersonales para privilegiar sus caprichos y exigencias por encima de la autoridad de sus padres o cuidadores. Quien no acata sus caprichos se convierte en victima de unos berrinches terribles y en ocasiones hasta agresiones por parte del niño.

Se ha establecido que pueden existir múltiples causas bio-psico-sociales que pueden ser las que generen  este nuevo fenómeno infantil; revisemos las más importantes:

1. Causas psicociales: Los cambios a nivel laboral y social repercuten directamente en la cantidad y calidad del tiempo que los padres dedican a sus hijos; dejando a los niños al cuidado de terceros que no siempre son las personas más adecuadas para tomar decisiones con respecto a su crianza.
2. Normas y límites: Las pautas de crianza también juegan un papel fundamental; psicólogos educativos destacan que el poco tiempo que los padres le dedican a sus hijos genera patrones incompetentes en el momento de establecer normas y establecer límites en la conducta de los niños. Las necesidades económicas y el inestable mercado laboral no está ofreciendo a los padres de familia el espacio necesario para la crianza adecuada de los niños ocasionando un estilo educativo de tipo culpogeno y siendo proclives a consentir y sobreproteger a los niños para “compensar” la escasa calidad y cantidad de  tiempo que se les dedica.
3. Falta de hábitos afectivos: La falta de hábitos afectivos se convierte en un caldo de cultivo para la conducta egocéntrica infantil. La escasa cantidad de tiempo descuida los hábitos de juego y compartir emociones entre padres e hijos.

Si bien es cierto que los estudios señalan que este síndrome se presenta entre los 11 a los 18 años de edad aproximadamente; se están presentando casos en edades más tempranas; por lo tanto es importante tener en cuenta las señales de alarma. Veamos algunas:
  • Niños mandones, que no aceptan un no por respuesta, intolerantes a la frustración, desean que sus caprichos sean satisfechos de inmediato; no saben esperar.
  • Niños desafiantes que ponen a prueba todos los límites sin aceptar opciones diferentes a las que ellos proporcionan. El decide que, como y cuando se hacen las cosas. Se convierte en una inversión de roles donde los padres siguen ordenes y el niño manda.
  • Son egocéntricos, mentirosos e impulsivos. Tienen mucha dificultad para desarrollar emociones morales e importantes como la empatía, la tolerancia, el respeto, compasión y culpa.
  • Manifiestan una importante muestra de desapego hacia los demás lo que los conduce a maltratar física y psicológicamente a sus padres sin sentir ninguna clase de culpa ni responsabilidad. Son niños materialistas e insatisfechos con lo que tienen.

Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, es importante resaltar que podemos tomar medidas correctivas desde la familia y el ámbito escolar. Debe ser un trabajo en equipo en donde padres de familia, cuidadores y maestros trabajen al unísono. Los padres de familia deben imponer normas, reglas y límites que se deben cumplir, ejercer su rol de padres y ser su figura de autoridad y modelo a seguir. Al hacer esto; a los maestros se les facilita la tarea en el colegio pues pueden entrar a apoyar el trabajo que los padres hacen desde casa. De nada sirve que en la escuela se corrija o se tomen medidas al respecto si los padres de familia no hacen su trabajo desde el hogar; pero lo principal de todo es compartir tiempo de calidad y no llenar a los niños con regalos de compensación por no estar “presentes” en su crianza. Recuerda que los valores familiares se forman en casa. Debemos como padres de familia ejercer nuestro rol de padres como figuras de autoridad,  impartiendo respeto hacia cada uno de los miembros de la familia. Educa con amor y disciplina.

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