Dentro de las múltiples
disciplinas que deben trabajar en sinergia para mantener o elevar la calidad de
vida del adulto mayor se encuentra la terapia ocupacional. Su objetivo
principal es capacitar a las personas para participar de una forma
satisfactoria en las actividades de su vida cotidiana consiguiendo la máxima
independencia posible. Los terapeutas ocupacionales logran este resultado
aplicando técnicas de tratamiento rehabilitador y adaptándolas al entorno del
adulto mayor.
Algo importante que cabe resaltar
para los familiares y cuidadores es que no hay que esperar a que el deterioro
de la edad impida al adulto mayor realizar su vida cotidiana, ésta disciplina
puede enfocarse en la actividad preventiva
cuando aun hay salud o de rehabilitación cuando hay estados de enfermedad o
deterioro funcional; en esta última se centraría en la adquisición de nuevas
habilidades adaptadas a su entorno con el fin de facilitar su vida diaria.
Las funciones principales de un
terapista ocupacional para el manejo del adulto mayor serian principalmente las
siguientes:
1. Valoración
funcional
2. Entrenamiento
en actividades de la vida diaria
3. Estimulación
física, funcional y cognitiva
4. Valoración,
diseño y entrenamiento en órtesis, prótesis y productos de apoyo
5. Asesoramiento
en el uso del tiempo libre y actividades sociales
6. Adaptación
al entrono
Como vemos, este tipo de terapia
se hace indispensable para el adecuado manejo del adulto mayor que no está
institucionalizado. Algunos consejos útiles de los profesionales en T.O para
los cuidadores y familia podrían resumirse en lo siguiente
1. Apoyar
en la tarea de mantener la estabilidad: La estabilidad es importante para el
abuelo ya que le permite evitar la desorientación, la confusión, agitación,
sentimientos de inseguridad, miedo y frustración.
2.Simplificar
el entorno: mantener identidad con los objetos personales y recuerdos, evitar o
eliminar decoraciones excesivas sin función alguna, ordenar espacios y objetos
para evitar caídas y tropiezos causantes de accidentes.
3. Facilitar
la orientación: Personal, espacial y temporal a través de relojes, calendarios,
señalización dentro del hogar, programas de actividades, colores, fotos.
4. Hacer
del entorno donde vive el adulto mayor un espacio estimulante pero sin
sobrecargas donde éste pueda adquirir nuevas habilidades y destrezas en
reemplazo de las funciones que ha ido perdiendo.
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