En la última etapa de la vida;
los adultos mayores enfrentan múltiples pérdidas. La etapa laboral termina e
inicia la vida de jubilado. Hay pérdidas en cuanto a temas relacionados
con la salud y muerte de seres queridos,
amigos y la pareja. La pérdida de su compañero de vida, supone una de las pérdidas
más grandes y tristes para el adulto mayor y genera un cambio irreversible en
la vida del doliente. Reacciones físicas inesperadas, sentimientos intensos y
pensamientos confusos se apoderan de la persona pues en esta etapa de la vida, el doliente no se
siente lo suficientemente capaz de afrontar esta perdida.
Con la perdida de la pareja; no
solo su mundo emocional se puede ver destrozado sino que toda su vida cotidiana
suele cambiar de un momento a otro; aparte de que ya no tendrá con quien
compartir du vida; un cambio mucho mayor y complicado se genera en la vida del
doliente. Sentimientos de angustia, enojo, tristeza profunda, incertidumbre,
soledad, pérdida de identidad y autoestima se apoderan de la persona
dificultando su permanencia en este mundo por el tiempo que le queda de vida.
Es importante saber que debemos apoyar en este proceso de duelo pues si se es
incapaz de resolver la profunda tristeza suele llegarse fácilmente a una
depresión. La perdida de la independencia, salud y en general la acumulación de
otras perdidas pueden agravar la condición. Pero que podemos hacer como familia
para apoyar en el proceso emocional de un duelo?.
El soporte emocional básico
siempre será la familia y será primordial su apoyo para que pueda vivir esta
etapa. Hacer que el adulto mayor verbalice su dolor suele ser un camino
adecuado para llevar un duelo saludable. Esta red de apoyo proporcionara un
espacio para la aceptación de la ausencia eliminando los sentimientos de
contradicción que angustian al adulto mayor mientras encuentra su sentido de
vida mientras vive la ausencia de la persona fallecida. He aquí algunas formas de acompañamiento
emocional durante el duelo:
1. Contención
emocional: Es importante ser comprensivo y escucharlo cada vez que lo necesite.
Hablar de quien murió usando su nombre, expresar las inquietudes con respecto a
su vida cotidiana de ahora en adelante así como pensar en el pasado y el
presente le ayudara a centrarse en la realidad y aprenderá a vivir sin esa
persona.
2. Ayuda
práctica: Una de los desafíos más difíciles a los que se podrá enfrentar la
persona será a sus actividades cotidianas sin esa persona fallecida. Es de
vital importancia ayudar en las actividades cotidianas; es necesario estar ahí
pues la soledad se vuelve un enemigo silencioso en esta etapa de la vida.
3. Actividad
física: La actividad física no solo mejorara su salud sino que ayudara a
mejorar su estado emocional disminuyendo los síntomas de la depresión. Si el
abuelito posee algunos problemas de salud que le impidan realizar actividad
física, es importante involucrarlo en actividades artísticas que le permitan
expresar su dolor.
4. Centros
día: Los familiares y cuidadores pueden averiguar e involucrarlo en actividades
que se realicen en algunos centros día para la tercera edad, en donde además de
conocer personas, compartir el tiempo con personas que ya han pasado lo mismo
que él; podrá tener un rato de esparcimiento con las actividades que se
programan en estos centros. Expresión artística, yoga, teatro, música, juegos y
demás suelen ser muy comunes en estos centros de apoyo.
5. Ayuda
profesional: Si bien es cierto que no hay un tiempo claro para superar el
duelo, es de vital importancia fijarnos si hay algunas actitudes que nos
indiquen que el adulto mayor no está llevando su duelo de una manera saludable;
podemos informarnos más sobre las características de un duelo patológico con el
fin de brindar el apoyo cuando sea necesario.
Así mismo debemos estar muy
atentos en cuanto a los signos de depresión por duelo en el adulto mayor; aquí
encontramos algunas características importantes que debemos identificar para
brindar un sistema de ayuda a tiempo:
v Sentimientos
profundos de desesperanza y vacio con respecto al futuro que no cesan con el
paso del tiempo.
v Habla
o fantasea con respecto a un posible suicidio ya que piensa que estaría mejor
si muriera.
v Irritabilidad
y ansiedad frecuente especialmente vinculada al proceso natural de
envejecimiento.
v Problemas
de memoria o concentración acompañado de un fuerte aislamiento social y desinterés
total en las actividades que antes solía disfrutar.
v Quejas
frecuentes con respecto a su salud física
v Cambios
significativos y prolongados en los hábitos del sueño, trastornos alimentarios
y falta de energía.
Todas estas señales de alerta nos pueden dar un indicio de depresión por duelo a los que debemos estar muy pendientes para brindar un sistema de apoyo profesional a tiempo y contribuir en su calidad de vida.