lunes, 22 de agosto de 2016

DIEZ ESTRATEGIAS PARA EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL NIÑO


El termino INTELIGENCIA EMOCIONAL se refiere a” la habilidad de percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual”.  (John D, Mayer, 1989)
Las emociones hacen parte de nuestro diario vivir. El saber controlarlas, utilizarlas y gestionarlas nos ayudara a vivir nuestro día a día de un modo más eficiente. Como padres de familia ayudar a nuestro hijos a lidiar con sus emociones es muy funcional para su desarrollo holístico.
Emoción, pensamiento y acción son los tres pilares que rodean nuestro ser; de ahí la importancia del adecuado manejo que damos a nuestras emociones quienes son las que finalmente nos ayudan a desenvolvernos adecuadamente y manejar las diferentes situaciones que nos pone la vida. Sabiendo ya esto; ¿Es conveniente que ayudemos a los niños a desarrollar su inteligencia emocional  desde pequeños? Claro que sí, es muy funcional que como padres de familia apoyemos en el desarrollo de la inteligencia emocional en el niño pues el conocimiento, la comprensión y el control de las emociones en el niño son vitales para su correcta adaptación al entorno y  para que sepan resolver adecuadamente las situaciones que les presenta la vida. Por tanto es adecuado que como padres ayudemos a los niños a controlar y desarrollar lo siguiente:

 1. Controlar su ira: Hasta los 18 meses todos los niños sin excepción necesitan del cuidado y amor de sus padres pues les aporta la seguridad suficiente para adaptarse al medio, pero a partir de los 6 meses el niño empieza a desarrollar la rabia; de allí la importancia de canalizar sus reacciones y corregirlas adecuadamente para no hacer niños malcriados. Debemos establecer límites y sobre todo entablar diálogos con ellos; los niños entienden más de lo que los adultos pensamos, de allí la necesidad de razonar con ellos y controlar adecuadamente los ataques de rabia.

2. Reconocer emociones básicas: A partir de los dos años es la etapa perfecta para iniciar a los niños en el reconocimiento de sus emociones porque es cuando interactúan con los adultos y otros niños de un modo más abierto; así pues a manera de juego podemos interactuar con ellos e introducirlos en las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia. Lo podemos hacer de manera lúdica, a través de fotografías de familiares, dibujos con muchos colores y llamativos para ellos, juegos de rol con los padres o con los hermanitos más grandes; este es un modo perfecto para que aprendan a reconocer sus emociones y de esta manera generar empatía con otras personas fuera de su círculo familia.

 3. Saber nombrar las emociones: A partir de los 5 años sería perfecto que los niños ya supieran identificar y nombrar las emociones básicas. Puedes ponerlo como un juego en su día a día para que el niño las vaya manejando y al mismo tiempo pueda plantear soluciones. Por ejemplo: “estoy enojado porque hoy no me has llevado al parque”. A lo que el padre puede preguntarle al niño e involucrarlo con una solución para ello.

4. Saber afrontar las emociones con ejemplos: Es habitual que los niños en ocasiones se vean superados por sus emociones como la rabia que les hacen gritar o golpear cosas. Es necesario no reforzar esas situaciones y enseñar al niño que antes de gritar o golpear puede expresar en voz alta lo que le molesta.

 5 Desarrollar su empatía: El tema de la empatía es complejo incluso para los adultos, pero es una . dimensión muy importante de desarrollar porque nos da la capacidad de ponernos en el lugar del otro, nos da el sentimiento de compasión por el otro y ver y sentir lo que está sintiendo esa otra persona; el desarrollo de la empatía en los niños se logra a través de las preguntas. Por ejemplo: Como crees que se siente tu abuelo con lo que acabas de decirle?, Porque esta triste tu hermana?, este tipo de preguntas llevan a que el niño genere sentimientos de empatía hacia las demás personas.

6. Desarrollar su comunicación: Hablar constantemente con los niños es imprescindible para su educación. Debemos favorecer continuamente el que puedan expresarse, poner en voz alta y con confianza sus ideas, opiniones  y sentimientos; en otras palabras que aprendan a dialogar sin pelear ni imponer cosas.

 7. La importancia de saber escuchar: A partir de los 10 u 11 años de edad van a aparecer en su vida otras emociones secundarias que van a tener más peso como el amor, la vergüenza, la ansiedad. Es adecuado que la buena comunicación que venimos gestionando desde pequeños nos permita hablar con ellos de estos temas abiertamente, deben sentirse seguros antes estas nuevas emociones pues sobre todo la ansiedad suele tener mucho peso y es importante que el niño sea capaz de dialogarlo y generar estrategias de afrontamiento.

8. La importancia de saber escuchar:   Es imprescindible que desde pequeños se les enseñe a los niños a manejar la escucha activa. No solo a guardar silencio cuando los adultos hablan sino hacer que el niño comprenda de lo que se está hablando; esto se puede implementar con preguntas tales como : Has entendido? O estás de acuerdo con lo que te he dicho?, Tienes alguna sugerencia de cómo te g ustaría que lo hiciéramos?

9. Fomentar un dialogo democrático: A medida que los niños se van haciendo mayores van apareciendo más demandas y exigencias de su parte; de allí la importancia que desde pequeños les hallamos enseñado la importancia de pactar, dialogar, hacer acuerdos de modo democrático. La familia es un ejemplo de la sociedad y es el mejor campo de aprendizaje.

10. Apertura a la expresión de emociones: Es importante que podamos facilitar al niño la confianza apropiada para que pongan en voz alta lo que les preocupa, sus ideas, lo que los hace felices y lo que los hace infelices y que expresen él porque. El hogar y la escuela son esos espacios donde van a desarrollar su vida; si se les ofrece la suficiente confianza, comodidad para que logren expresarse y comunicarse con tranquilidad también lo harán a medida que crezcan y en el resto de contextos de la vida, haciendo niños que se convertirán en adultos seguros de sí mismos y adaptados a la sociedad.


De los padres de familia dependen las oportunidades que se les brinden a los niños en cada aspecto mencionado para hacer adultos más felices, adaptados y comunicativos.

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