El
aburrimiento es necesario para la imaginación de los niños
¡Me aburro mamá! ¿qué hago?"... El
monstruo del aburrimiento asoma por debajo de la puerta y los padres al oír
esta frase salimos despavoridos como si de un huracán se tratase. Esa frase
parece que nos implica tener que solucionarles la tarde a
los niños, nos rompe nuestras tareas diarias y nos empuja a tener que salvaguardarlos
del hastío. Sin embargo, esto es algo que no debemos
hacer: los niños deben aprender a aburrirse.
Aprender a aburrirse no es fácil para los niños
Natación, caballo, inglés, psicomotricidad, balonmano, guitarra,
danza… todas las tardes programamos un montón de actividades extraescolares para que nuestros hijos no se
aburran, y de padres pasamos a convertirnos en conductores que llevan a
los niños de un lado a otro hasta que al final del día, hijos y padres llegamos
a casa con unas ojeras que nos llegan hasta la barbilla.
Los padres de hoy día nos hemos implicado de tal
manera en la educación de nuestros hijos, que los sobre estimulamos y olvidamos
que debemos dejarles un espacio libre, un tiempo para el juego, para pensar, y para mirar
el techo descubriendo formas en los desconchones. El hecho es que los niños
están tan poco acostumbrados a aburrirse que en cuando disponen de tiempo de
ocio, no saben qué hacer con él y recurren a nosotros como sus salvadores
incondicionales que somos.
No hace falta que el niño sea hijo único para aburrirse, los hay que rodeados de hermanos y juguetes no saben qué hacer
con su tiempo libre.
Los niños deben aprender a aburrirse porque:
- Solo así podrán
conectar con ellos mismos
- Aprenderán a
conocerse
- Sacarán de su
interior su imaginación y creatividad.
La creatividad no sólo está entendida como imaginación para
crear arte, sino también para enfrentarse a la resolución de problemas y conflictos
diarios, por tanto, el aburrimiento los convertirá en personas más resolutivas.
Es bueno que no todas sus actividades sean dirigidas, ya que la creatividad necesita
tiempo, por eso las vacaciones
son tan necesarias para sus cerebros. De esta manera el cerebro, al no tener
preocupaciones, deja volar la imaginación y es cuando, de pronto y por
sorpresa, se nos ocurren muchas de las soluciones a los problemas que
llevábamos varios días sin resolver. Encontrar sin buscar es uno de los
beneficios que nos aporta el aburrimiento.
Por lo tanto,
siempre que escuches a tu hijo decir que se aburre, no te lleves las manos a la
cabeza, es la puerta de entrada a tener un hijo mucho más creativo y
resolutivo.
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